lunes, 19 de agosto de 2013

Tarta mousse de chocolate



No sé cómo empezar después de tanto tiempo... ¿Tal vez por el final como cada vez que leo un libro o quizás irme directamente a la receta? Da igual, estoy en blanco desde hace mucho. Será igual de irrelevante.
Me propuse actualizar el blog muy de vez en cuando y, como siempre, ante cualquier pretensión que no sea inmediata, se me oxidan las ideas y en consecuencia... nada que escribir. O que publicar.




Pero lo intentaré de nuevo. Para ello, la misma receta infalible de siempre: soledad y música. Y algún que otro cigarro.




Apagar los interruptores, quitar la televisión y encender una vela también ayuda. Aunque el silencio solo depende de mi capacidad de aislamiento. Cierro los ojos, inspiro, y ya casi sin esfuerzo la evocación viene sola. Con suerte hay días en los que las palabras fluyen solas como el generoso caudal de un río y otros en los que ni con la ayuda de una polea fija es posible encauzar tal atasco de palabras.




Detesto cuando mis células gliales se ponen de acuerdo y deciden que ese día no podré poner en pie ningún pensamiento, que me pasaré el día de aquí para allá, dando vueltas, intentando dar forma a una idea imprecisa y que, finalmente, termine consolándome en el fondo de una cajetilla de ibuprofenos para anestesiar toda esta resaca de esfuerzo inútil.





Pero incluso la inutilidad tiene su recompensa... cuando horas después despierto y, tras comprobar que efectivamente he vuelto a dormirme con las lentillas puestas, me doy cuenta de que algo estaba germinando de ese dolor, como diría Jorge de los Santos. Qué acertado aquél que osó llamar al pensamiento 'los genitales del mundo (...)'.





También de la cabeza de Zeus salió Atenea. Tras un idilio con Metis y dejarla embarazada, el oráculo auguró que daría a luz a hijos más poderosos que él. Atemorizado..se tragó a Metis para impedir el parto. Pero poco después comenzó a sentir un dolor de cabeza insoportable y tras desgañitarse furiosamente, Hermes que escuchó su queja y adivinó el motivo, convenció a Hefesto para que abriera a Zeus el cráneo con su hacha... Y así nació Atenea, divinidad de la inteligencia, las bellas artes, la ciencia y los trabajos de artesanía, y al mismo tiempo.. ¡guerrera imparable y poderosa!
Me encanta esta historia.





Esta mousse está compuesta de nata montada, chocolate, pasta bomba, merengue italiano y gelatina para asegurar la consistencia. Los pasos se hacen en este orden y se van incorporando unos ingredientes a otros en el orden inverso.

Los ingredientes son para un molde de aro de 20 cms. Entonces:


375 gr de nata para montar
200 gr de chocolate al 62%
60 gr de yemas
Almíbar de 121º con 95 de azúcar y 30 de agua para la pasta bomba
100 gr de claras
Almíbar de 121º con 50 de azúcar y 20 de agua para merengue italiano
12 gr de gelatina

En primer lugar hidratar la gelatina en abundante agua con hielo y reservar.
Semimontar la nata y reservar en frío.
Fundir el chocolate en intervalos de 20'' en el microondas para que no se queme. Reservar a temperatura ambiente.
Montar las yemas hasta que blanqueen y doblen su volumen y montar las claras también. A la misma vez los almíbares deben estar ya en el fuego para incorporar rápidamente cada uno donde corresponde. La gelatina la diluimos en una pequeña parte del almíbar de las claras.
Incorporar la pasta bomba al merengue italiano, seguidamente el chocolate fundido y por último la nata semimontada. Mezclar, rellenar los moldes que se deseen y al congelador. Esta mousse gana mucho si se congela y si es de un día para otro, mejor.




He hecho infinidad de tartas con este relleno, bien  para ocasiones especiales personales o encargos. Tengo que confesar que le he cogido un poco de manía a hacerla, pues el inconveniente de su genial textura e intenso sabor hacen que quien(es) la prueben vuelvan a pedírtela si tienen ocasión. Normalmente suelo hacerla tal y como originalmente hacíamos en la Escuela: le incorporábamos un núcleo de crema inglesa avainillada gelificado que suavizaba con tannnnto chocolate, además del contraste de texturas.

En cuanto al bizcocho base, he de reconocer que cuando se me echa un poco el tiempo encima recurro a mi infalible receta expréss:

 - 2 huevos.
- 50gr. de harina.
- 50gr. de azúcar

O si lo quiero de cacao sustituyo 25 gr de harina por 25 gr de cacao puro en polvo. Lo que hago es batir los huevos y el azúcar hasta que blanqueen y doblen su volumen y, una vez ésto, añado la harina (o cacao+harina) PREVIAMENTE TAMIZADA con movimientos envolventes con cuidado para que no bajen. Una vez mezclados lo llevo al microondas en un molde de silicona unos tres minutos a máxima potencia. Ojo: tal y como sucede con los hornos, cada micro es un mundo...así que no me hago responsable si se os quema o por el contrario aún está crudo después de los 3 minutos. Si véis que queda algo seco podéis hacerle un almíbar a gusto y calarlo, tan solo con un TPT de agua y azúcar básico basta.
Cuando está listo, lo corto con el aro del diámetro para el que vayamos a utilizar la tarta o si queremos que quede mejor estéticamente lo suyo es utilizar uno algo más pequeño, de tal manera que la mousse lo envuelva todo y, al corte, se descubra el bizcocho en el interior.
El montaje es fácil: ponemos una lámina de papel vegetal en una bandeja de horno con el aro de 20 cms dentro y con un cazo rellenamos con la mousse, con cuidado pues aún estará líquida y sin llenarlo del todo puesto que encima debemos poner el bizcocho. Ahora solo queda llevarlo al congelador, mejor si es de un día para otro. Luego solo tendremos que desmoldar con ayuda de un soplete o un paño caliente...et voilà! A decorar al gusto.

Sé que falta la receta del brillo de chocolate que la cubre, pero considero que se merece una entrada para ella sola. Así que.. ¡ hasta pronto!





jueves, 20 de septiembre de 2012

Macarons de chocolate





Menuda odisea. Si antes estaba segura de que este pequeño bocado parisino no dejaba indiferente a nadie ahora, tras haberlos hecho por primera vez, hago aún más hincapié. Había oído que son muy laboriosos, y que cada paso de su preparación es irreemplazable, pero hasta que no te pones no lo crees. Pequeñitos, sí, pero matones.




La primera vez que los probé fue hace ya algunos años en una pequeña patisserie de París de cuyo nombre no puedo acordarme en la rue Lèpic, un pequeño local anónimo impregnado en un olor a vainilla y a hojaldre cocido que desarmonizaba con el bullicio exterior de las boucheries y los regateadores. La mujer que me atendía era menuda y morena, y de un aspecto tan frágil que por un instante pensé que los macarons que había pedido no alcanzarían a mis manos.




Con mucho esfuerzo logré comprenderla y ella a mí, y quedé tan sorprendida por el precio que a punto estuve de descambiar ese pequeño botón achocolatado por una pieza de hojaldre con forma de enveloppe. A día de hoy agradezco mi falta de decisión para volver atrás, de lo contrario me hubiese perdido ese primer bocado mágico condensado en poco más de 3 cm.





Tengo que confesar que no me salieron a la primera. Tuve que desperdiciar una buena cantidad de harina de almendra con lo carisima que es además de percatarme de que si los horneaba enpapel sulfurizado se deformaban debido al aire interior del horno que se introducía entre suspliegues.. por no mencionar que me dispuse a hacerlos desafiando el tiempo obligatorio de reposode 45 minutos para que se les forme esa especie de 'pie' aireado en su base que los hace tanpeculiares. ¿Resultado? Unas galletas deformes y crujientes que nada tenían que ver con mis ansiados macarons.





Me entró la neura y poco faltó para abandonar la misión. La paciencia no es mi fuerte, pero me jode muchísimo que algo se me resista. Así que me senté tranquilamente a recopilar la información necesaria. Supongo que el video de Christophe Morel de donde tomé la receta explica detalladamente cada paso y sus porqués, pero su acento y su rapidez me impiden enterarme de la película.

Una vez que le pillas el truco son bien fáciles de hacer, pero ante todo reconocer que es trabajo de chinos y que ahora comprendo el por qué de su elevado precio...






Pero si realmente se desea visitar el paraíso de los macarons entonces estamos hablando de Ladurée.Cuenta la leyenda que su receta supera a la del mismísimo Pierre Hermé. Me quedé con las ganas de acercarme a verlos este año, pero estuve muy pocos días en París y el poco tiempo que estuve esta vez me centré en Montmartre, donde con una compañía de nativos inmejorables conocí realmente París la nuit. Creo que fue la noche más bonita de mi vida..




Aquí os dejo el tutorial de donde saqué la receta, pero como está en francés os haré un pequeño resumen más abajo. ¡De nada, hombre, de nada!







125 de harina de almendras
225 de glas
3,5 claras de huevo
20 de cacao en polvo

1) En un bol mezcla la harina, el cacao, 100gr de azúcar y reserva.

2) Haz un merengue francés con las claras y los 25 gr de azúcar restantes incorporándolos a mitad del montaje junto con una cucharadita de té de zumo de limón. Una vez hecho incorporar el contenido del bol en forma de lluvia y remover hasta que tenga un aspecto brillante.

3) Verter la mezcla en una manga pastelera con boquilla redonda y sobre el silpat, placa de silicona o papel sulfurizado formar los macarons de apenas 2,5 cm presionando levemente y dejando espacio entre ellos. Si se tiene molde de macarons, mejor aún, ya que nos aseguramos de que tengan el mismo diámetro. Una vez formados dejar reposar a temperatura ambiente para que se endurezca la capa exterior y se forma el pie durante la cocción. Hornear a 180º de 12 a 15 minutos aproximadamente.


Podéis rellenarlo de lo que queráis, bien sea mermelada, crema pastelera o cualquier ganaché. En este caso, he utilizado una ganaché básica de chocolate.

100 de chocolate en gotas al 70% de cacao
125 de nata
35 de mantequilla en dados y en pomada

1) Llevar la nata a ebullición y verter sobre un bol donde estarán lasgotas de chocolate. Esperar un par de minutos para que ablanden, remover y dar un toque con la batidorapara asegurar un aspecto liso y brillante.

2) Cuando temple incorporar la mantequilla en dados para texturizar la crema.

3) Verter sobre una manga pastelera sin boquilla (con una leve apertura es suficiente) y rellenar los macarons.




martes, 21 de agosto de 2012

Pastel de chocolate francés




Húmedo, esponjoso, concentrado, intenso.. y en su punto exacto de dulzor. Con una primera capa exterior ligeramente crujiente que se degrada hasta el corazón más jugoso nos encontramos en un bocado con esta singular receta del Aveyron profundo, transmitida de generación a generación en la familia de quien fue alguien muy especial. Y ya que hay contactos que no trascienden y que soy dueña absolutísima de mis recuerdos, conservo todo cuanto puedo.. en este caso, poco más de esta receta. 





No hay ningún secreto en esta simple fórmula ni truco alguno de preparación. Al contrario. Cualquiera puede hacerla. Pero me gusta pensar que poseo un pedacito de tesoro familiar protagonista de muchas de sus reuniones y reencuentros. 
Generalmente también es una merienda habitual, lo que ellos denominan 'quatre heures'. Si quien lo prepara es un poco detallista suele servirse acompañado de una crema inglesa básica, aunque eso ya sería más un postre que una merienda. Yo, personalmente, le doy la bienvenida a cualquier hora.
Es, además, la receta a la que siempre recurro cuando mi idea es experimentar alguna decoración en concreto, así me aseguro de que si sale mal, al menos.. sabrá bien. Lo más barroco que he hecho de ella ha sido un pastel de KitKat y M&m's que rellené, además, con buttercream de Nutella.




La elaboré cuando se acercaba el cumple de Tom, uno de los niños que cuidé durante mi estancia en Vers Pont du Gard, Francia. Todavía recuerdo su asombro cuando por la mañana abrió la puerta del frigo y vió su enorme pastel de dos pisos que, sin duda, causaría la envidia sana entre los amigos.




Os podéis imaginar mi regocijo ante su expresión atónita.. solo con eso mi regalo era mayor que todos los que él pudo recibir. Decidimos entre su madre y yo prepararle un cumpleaños inolvidable: ella contrataría un espectáculo de magia protagonizado por un bellísimo portugués políglota de ojos verdes e hipnóticos, tez blanquecina y pelo rudo; y yo me encargaba de toda la merienda.




Entre cacharros, delantales sucios y dedos ajenos que en un despiste se sumergían en cualquier masa a modo de cata pasé la víspera haciendo madeleines, cookies, bombones.. y su pastel. Acabé tan harta de abrir y colocar minuciosamente KitKat's que no se me ocurrirá volverlos a probar.. mientras lo recuerde. Y ni qué decir de los M&M's, que nunca me gustaron..




También le hice una con forma de pez para que soplara velas en el cole, ¡le encantó!




Y otra de ellas fue para experimentar rosetas con buttercream.. ¿a que es preciosa?






martes, 31 de julio de 2012

Toffee Fudge Brownie




Y así va la cosa: una entrada con receta americana a  la que le sigue otra francesa.. hasta que deje de hacerlo inconscientemente, me lo proponga y ocurra exactamente al contrario. Y es que no hay nada peor para mí que proponerme cosas, y no me refiero a metas, sino a  hábitos. No puedo. O tal vez no los haya tan estimulantes como para que me hagan ser constante. Desde que tengo uso de razón, no los he tenido nunca. Ni de estudio, ni de higiene, ni alimenticios.. nada. Solía estudiar el día antes de los exámenes, odio tener que levantarme del sofá para lavarme los dientes antes de ir a la cama y mi dieta es a veces tan sana como perjudicial. 






También a veces soy sociable e incluso simpática  (no se hagan ilusiones, son las menos) y muchas, muchísimas otras me encierro en mi mundo cual oso que hiberna. Y cuando esto último sucede.. ¡malo! Alguna idea se anda cociendo en mi cabeza. ¿La última? Soñar con tener mi propia pastelería. Sí, bueno. Ha sido siempre un deseo latente, pero nunca tan pronunciado. Mi inevitable tendencia a autoanalizarme me hace llegar a la conclusión que se debe a la desesperación laboral por la que estoy pasando últimamente: estoy cansada de pastelerías monorrítmicas, uniformes y desprovistas de ideas y motivación alguna. La idea de renovarse o morir no entra en los planes de algunos negocios en declive y yo no estoy dispuesta a seguir así. Montar nata hasta la extenuación no me supone un aliciente en absoluto, sobre todo cuando no existe remuneración ni intención de ello. Así que he decidido decir bye bye al período de prácticas y a los stages que no aportan nada. 






Recopilando información sobre pequeñas pastelerías con encanto llegué hace tiempo a una entrada que Mónica de Retro Cake publicó en su blog y que siempre me sirve para zarpar y adentrarme en decoraciones de ensueño. ¿Cómo no voy a fantasear con tener alguna así?  :___(


Cupcake Madrid

Cream Bakery, Madrid


Florentine Cupcakes, Barcelona

Happy Day Coffee, Madrid

Lolita Bakery, Madrid
Mama Muffins, Barcelona

.. y mientras llega (si llega), no me queda otra que aliviarme con un brownie. Así lo hago yo:

3/4 vaso de harina
2 cucharadas de cacao en polvo
1 cucharadita pequeña de impulsor
1 pizca de sal
1/3 vaso de mantequilla
150 gr de chocolate al 70%
150 gr de azúcar
2 huevos
Nueces (o el fruto seco que queráis)
Aroma de vainilla líquida

Empieza por engrasar un molde cuadrado para brownies con una nuez de mantequilla y espolvoreado con harina y precalienta el horno a 150º.
Con la mantequilla a temperatura ambiente bátela con las varillas de la batidora eléctrica y ve añadiendo en forma de lluvia el azúcar hasta obtener una crema. Si se te corta no pasa nada, ya que lo siguiente que se hace es añadir los huevos de uno en uno y hará que se vuelva cremosa. Ahora añade el chocolate previamente derretido y sigue batiendo hasta integrarlo todo y el aroma de vainilla. Solo queda ya añadir los polvos que habrás mezclado antes en un bol: harina+sal+impulsor. Esto lo mezclas con la espátula y por último los frutos secos. Al molde y hornea hasta que pinches y salga la aguja limpia (cada horno es un mundo).

En cuanto al glaseado, decidí hacer trampas con un falso fudge porque sí. Me apetecía ver qué tal salía con leche condensada de la manera que Marichú decía. Así que me dispuse a hacerlo con la mitad de éstas cantidades, sin Golden Syrup y con dos hojas de gelatina para asegurarme de la textura:

 385 de leche condensada
500 de azúcar
75 ml de agua
60 gr de mantequilla
Un poco de vainilla líquida

Hierves el agua y el azúcar hasta que llegue a ebullición SIN remover (pues así se hace un caramelo sea cual sea su punto) y añades la mantequillas. Mueves hasta que se derrita y entonces incorporas la leche condensada A FUEGO MUY BAJO (de lo contrario te arriesgas a que cuando decidas retirarlo del fuego se siga cociendo y se te queme). No dejes de remover hasta que obtengas un color caramelo oscuro y añade en este punto las colas de gelatina previamente hidratadas. Espera un par de minutos a que temple un poco y viertes sobre el brownie ya horneado. El efecto marmolado se puede hacer con sirope de chocolate sobre el fudge aún templado o con Nutella. Refrigera, desmolda, porciona ¡y listo!




lunes, 14 de mayo de 2012

Pie de Limón



Menuda tarea me espera con esto de actualizar el blog.. Aunque la ventaja de publicar cosas que ya hice me da una tregua para no tener que ensuciarme de nuevo las manos tras las ocho horas en la pastelería, cosa que se agradece bastante.

Hace unos meses seguramente hubiese titulado la entrada 'Tarte au citron meringuée', pero tras haber dejado atrás ya esa etapa febril francesa y habiéndome documentado sobre las diferencias entre el pie de limón norteamericano ( ¿o debería decir inglés? ) y la tarta de limón gálica lo más sensato es llamar a las cosas por su nombre. A pesar de ser visualmente bastante parecidos, existen diferencias esenciales obviando la procedencia. Por lo que he leído, la base de la tarta de limon francesa contiene también harina de almendras y la original prescinde de ornamenta alguna, nada de chantilly ni merengue quemado. Como mucho, y para que no resulte sosa, te las encuentras con una inscripcion de chocolate que pone 'Citron' en chocolate. . todo un clásico de las boulangeries de barrio.





Sobre el relleno he visto de todo, hay quienes elaboran una buena lemon curd y otros a los que una simple crema pastelera de limón les basta. Personalmente, opto por el lemon curd, más fino y con una textura menos grumosa. He de reconocer que siento algo de aversión por la crema pastelera, y culpo abiertamente de ello a la pastelería industrial. Durante años he esquivado esos dulces de un relleno casi transparente con un ligero sabor a plástico que nada tiene que ver con una base de crema hecha con leche, sino con agua. Así que cuando empecé a estudiar pastelería y vi la textura y el color de una verdadera crema pastelera básica comprendí el insulto que supone la pastelería industrial para un artesano.


MASA SABLÉE

Normalmente elaboro la receta de la escuela donde estudié, que da muy buenos resultados. Me enseñaron dos formas de hacerla:

- Por 'sablaje': mezclando la harina con la mantequilla hasta obtener una textura arenosa, en este caso el elemento líquido es añadido al final. La explicación de esta técnica es que de esta manera la materia grasa envuelve las partículas de harina y así se impermeabilizan, el gluten encontrándose aislado no corre riesgo, al hidratar la masa, de empaparse, por tanto no coje elasticidad. El agua o los huevos son incorporados después para juntar todas estas partículas.

- Por 'emulsión': cremando la mantequilla con el azúcar y posteriormente el elemento líquido, en este caso la harina se incorpora lo último.

Ingredientes
 500g de harina, 125 de azúcar glas, 125g de harina de almendras, 2 huevos, 300g de mantequilla pomada y 5 g de sal. 


La puedes hacer a mano o en la batidora con la pala, sea cual sea la forma que la vayas a hacer. Has de tener cuidado con no manipularla demasiado ya que esto hará calentar demasiado la mantequilla. Es necesario dejarla reposar un mínimo de media hora para que se integren los ingredientes y sea más fácil de extender sin correr el riesgo de que se caliente. La temperatura ideal de cocción para este tipo de masas es de 180º-200ºC.





LEMON CURD

Siempre elaboro la receta que aparece en Gastronomia&cia, aunque siempre la hago con la mitad de los limones que aparece porque me resulta un poco fuerte para mi gusto, o eso, o prescindo de la piel del limón, pero todo junto me haría llorar de acidez.


Ingredientes
4 limones, 4 huevos, 200g de glas y 100g de mantequilla

Lava los limones, sécalos y ralla la piel, exprímelos y obten 200ml de zumo y lo pones en un cazo junto con el azúcar, la piel y los huevos. Si dispones de un termómetro mejor, pues hay que ir controlando la temperatura hasta llegar a 60 o 65º, que será cuando cuaje rápidamente y adquiera consistencia. Procura hacerlo pacientemente, pues de eso depende que no se caliente a fuego fuerte rápidamente, cuajen los huevos y ya no haya vuelta a atrás. Pasala por el colador y si quedaran grumos y cuando tibie un poco añade la mantequilla a dados.



MERENGUE ITALIANO
Y 'chapó' (del fr. 'chapeau') por Sara al publicar su maravillosa receta de merengue para decorar. ¿Cuantas veces he desperdiciado claras buscando un merengue cuya consistencia me permita decorar con boquilla sin temor a que se me baje? Añádele color, carameliza un poco más el almíbar para oscurecerlo ligeramente y darle sabor y decora sin miedo. Es infalible. Y si no, siempre podrás comprar albúmina..




Ingredientes
400g de azúcar, un vaso de agua y cuatro claras a temperatura ambiente

 Verte en un cazo el agua con 300g del total del azúcar sin remover y lleva el almíbar a 120º. En este puntos tus claras han de estar semimontadas ya con el resto del azúcar, esto es, que comience a notarse el dibujo del trazo de las varillas. Añade el almíbar a las claras en un hilo sin dejar de batir y continua por tres minutos más. Sara dice que aguantan perfectamente una semana en la nevera.. yo no lo he comprobado.




lunes, 30 de abril de 2012

Mini cheesecakes de oreo y HOLA.


Aire fresco.







Sí, a veces hace falta renovarse. De estilo, y de pensamiento. Cansada ya de un blog lleno de posts teñidos de gris y con el desconocimiento de si éste gustará más o menos,  he decidido hacer uno completamente nuevo.. bueno, tal vez conserve algunos de los que más me gustan, pero seguro que serán pocos. El motivo de abandono es que  me suponía demasiado esfuerzo abrirlo por el simple hecho de contener descripciones de muchos malos momentos de los tres últimos años, en realidad se había convertido en un blog donde solo escribía cuando peor estaba. No había desorden, pero tampoco orden; era, por rebote, de género culinario,aunque éste era un aspecto bastante descuidado por el simple hecho de concentrar toda la energía en la escritura.. había prescindido de la explicación de un buen paso a paso, de cualquier tipo de recomendación o crítica de libros culinarios y, lo que es peor, lo tenía prácticamente abandonado. Si bien es cierto que obtener un mínimo de fama en esto de la blogosfera me trae sin cuidado, fui aburriendo a los mismos seguidores que en un principio gusté por prolongar demasiado un estado de ánimo concreto en cada entrada. La gente no siempre ( y me incluyo) tiene ganas de soportar un dislate cada vez que vaya a olisquear una receta.




Aquí dejo una idea robada de nosédonde adaptándola a mi propia e infalible receta de cheesecake. Reconozco que no tiene mérito alguno pero es original y rápida de hacer si de repente ves que andas salivando por los rincones ansiando un poco de azúcar. Saca esos papelillos de magdalenas que siempre tienes pululando por las despensas, esa tarrina de queso del fondo del frigo que tanto cuesta gastar y corre un segundo a por unas oreo's al supermercado, lo demás es coser y cantar.

1 paquete de galletas Oreo

para el Cheesecake:

300 gr de queso crema
170 gr de nata
2 huevos
117 gr de azúcar
30 gr de harina tamizada
Ralladura de algún cítrico (yo siempre naranja)
Esencia de vainilla





Mezcla la crema de queso con el azúcar con las varillas y añade los huevos de uno en uno. A continuación la nata, el extracto de vainilla, la harina y, por último, la ralladura. Es importante integrar la mezcla con el mínimo de aire posible, esto evitará grietas y aire en el interior una vez horneados, por lo que se recomienda batir lo más suavemente posible.






Introduce los moldes de magdalenas en las bandejas de muffins para que no se deformen y pincela ligeramente el fondo con mantequilla derretida con el fin de que la galleta no suba durante la cocción. Si subiera un poco, no desesperes, ya que al enfriarse bajan. Hornea a 180ºC hasta que veas que sube la mezcla y toma color, unos 10 minutos aproximadamente. Saca, deja enfriar y con ayuda de una cuchara cubre de la mermelada que más te guste. Decora con oreos partidas por la mitad para que quede bien clarito qué es lo que contiene en su interior ;)